Despertarse por la mañana y encontrar platos sucios o migas en el mostrador puede ser la manera incorrecta de comenzar el día. Por eso es importante desarrollar una serie de hábitos que te hagan la vida más fácil y te impidan limpiar y organizar tu cocina los fines de semana. Implementarlos poco a poco, y verá que cada vez pasa menos tiempo limpiando y ordenando.

Si vas a la cocina a por un vaso de agua o un tentempié, no lo tires al fregadero, y si no tienes, mételo en el lavavajillas o frótalo. Así mantendrás el espacio recogido y limpio entre comidas, y no tendrás tanto que limpiar o fregar después. Solo toma unos minutos.

Cuando estás haciendo sopa o cocinando un plato en el microondas, ¿qué ganas al mirar una cacerola? Por ejemplo, usa ese tiempo extra para recoger ollas y sartenes en el escurridor. No se trata de abarrotar todo lo que ves, pero aprovechar esos ratos libres te ahorrará algo de tiempo al final del día.

Las migas, así como el aceite o los restos de comida, pueden manchar tus encimeras, manchar poco a poco tu cocina o manchar tus suelos. Lo mejor de todo, límpialo con un paño después de usarlo para cortar o preparar cualquier tipo de comida. Así, además, puedes estar seguro de que lo que le pongas no se ensucia, ya sea tu teléfono, un libro o tu bolso cuando llegues a casa.

Incluye la limpieza de tu vitrocerámica en tu rutina de limpieza diaria. Si es una placa de inducción, hazlo siempre cuando termines de cocinar, y si es una vitrocerámica de toda la vida, espera un poco a que se enfríe. Lo mismo ocurre con una estufa de gas. Espere a que el quemador se enfríe para evitar quemaduras. Así que más adelante no tendrás que castigarte tratando de quitar la suciedad porque es más seca y más dura. .

Antes de sentarse a almorzar o cenar, recoja todo lo que pueda: sartenes y otros utensilios que hayan sido fregados, encimeras que hayan sido limpiadas y desechos de cocina en el basurero. Entonces, cuando haya terminado con cada comida, todo lo que tiene que hacer es recoger y lavar los platos, vasos y cubiertos usados, y cuesta menos mantener todo limpio. Aquí, más que nunca, el famoso dicho “lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana” cobra más vigencia que nunca. Y si lava los platos después de cada comida, no encontrará el olor ni la acumulación de suciedad cuando entre a la cocina más tarde. Además, son más difíciles de eliminar cuando la comida permanece seca.

Para tener una cocina siempre recogida, lo primero que debes hacer es destinar un sitio para cada cosa. De esa manera, no solo cualquier miembro de la familia lo encontrará en primer lugar, sino que automáticamente lo dejará en su lugar cuando lo recoja.

Piensa dónde te sientes más cómodo. Por ejemplo, los vasos y platos se guardan mejor cerca del lavavajillas o del escurridor para un almacenamiento cómodo. aceite de cocina y especias, cerca del área del fuego. Manteles y servilletas de uso diario, guardados en un cajón cerca de la oficina, piensa en la comodidad de organizar tu cocina.

Para evitar que la sensación de suciedad o mugre invada tu cocina, prueba a barrerla al final del día. Esto te permitirá retirar las migas u otros residuos que hayan caído al suelo a la vez que evitarás que se extiendan a otras zonas de la casa. Tampoco hay necesidad de acercar sillas y mover cosas: un cepillo rápido es todo lo que se necesita para mantener la cocina limpia y ordenada.

No eres el único implicado en el orden y la limpieza en la cocina. La limpieza semanal no tomaría tanto tiempo y esfuerzo si cada miembro de su hogar hiciera su trabajo. Para los niños pequeños, dales obligaciones de acuerdo a su edad. Empieza enseñándoles a poner la mesa, recoger los platos y meterlos en el lavavajillas para que poco a poco se acostumbren y trabajen cada día más con las tareas del hogar.

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